Cerebro dañado
Cuando la guerra estalla,
mírame cara a cara,
con todo tu odio.
Cuando me ejecutas con metralla,
no eres tú quien me mira
desde los ojos en tu rostro.
Quienes aprietan los gatillos,
lo hacen para sobrevivir
y que tú no les ejecutes.
Y en tus ficticios galones,
opuesto está el deber al derecho,
para borrar de la faz y la memoria
por ideal, por odio o por despecho.
Y cuando los años pasan,
tu sonrisa es una mueca
en tu trastornada facha.
Relata los hechos ido,
como gran combatiente
en la promesa de un nuevo mundo.
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