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Libro fantástico de aventuras y fantasía, guerreros y monstruos de la antigüedad que viajan en el tiempo hasta el actual.
Vine desde la orilla de mi charca, buscando el río, y ahora veo dónde se haya escondido.
Grito mudo y desesperado, a la inmensidad donde nada parece moverse, donde nadie parece oír, grito de vida porque quiero vivir, erradicando el morir.
Volaba lejos, por cielos que por alguna causa forman parte de mis sueños, sin pasado ni futuro porque ignorando de dónde venimos, no sabemos a dónde iremos.
Emisiones Claros ojos los tuyos, rojos labios para soñar, ¿tienes algo contigo que bien se deba añorar?. Blancos destellos de una vida, dulces miradas hacia el paisaje, contemplaciones al infinito, cuál será el sueño que guarda su mente
Bien pronto quise ser, amigo de toda una vida, inocente presente de mi juventud que muy pronto se vio absorbida, por un silencio sordo, donde no cabe una luz, ni ningún halo del día.
Amar es quererte, quererte siempre, haberte querido alguna vez, corresponder y ser correspondido.
Quisiera lograr expresar, lo difícil que fue para mí, el hecho de querer adorarte sobre mi lecho de pesadillas.
Fui espíritu atrapado por ti, en los albores y las madrugadas, sobre la mesa de tu balcón, entre candilejas con tus palabras.
Alguien se va, alguien que tú amas y quieres, alguien que siembra en ti tristeza cuando se marcha, y siempre, durante su camino, imperturbable, alguien se pregunta:¿Cuándo volverá a casa?.
Duende durmiente es, el Señor de los Ensueños, aquel que a tus oídos susurra, que de piel blanca como la nieve eres, quien con unos labios rojos vivarachos color de sangre sueña cada noche, viajando sobre una estela, con el rumbo fijo hacia una estrella, posada en el horizonte de aquel abismo negro del que nunca se regresa.
Quizás Dios creó un mundo desde donde partí, un mundo gigante lleno de sonidos de fuego, y salí, y salí sin saber a dónde llegaría.
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Entre el mar y la montaña, hay un árbol hay un ruiseñor, cantaba al alba cantando a su amor.
Canta a su amor lejano, que se fue para siempre cuando nada más llegó.
Ya no cantará a la Luna, ya no cantará al Sol, quedará para siempre recordada en mi corazón.
Entre el mar y la montaña, había un árbol había un ruiseñor, cantaba al alba cantando a su amor.
Grito mudo y desesperado, a la inmensidad donde nada parece moverse, donde nadie parece oír, grito de vida porque quiero vivir erradicando el morir.
Introducido en el pensamiento de amar tanto la vida, busco la verdadera razón por la que hemos de dejar de existir.
Retornado entonces de la mirada padre y madre, siento esa tensión terrible porque no quiero verlos morir.
Y quisiera hacer vivir, vivir y volver a vivir, volver y seguir con esta fe que humanamente siento, porque con la muerte no hay broma ni eternidad, y un llanto terrible talla mi voluntad por la vida.
Grito mudo y desesperado, a la inmensidad donde nada parece moverse, donde nadie parece oír, grito de vida porque quiero vivir, erradicando el morir, sin tentar la eternidad.
Alguien se va, alguien que tú amas y quieres, alguien que siembra en ti tristeza cuando se marcha, y siempre, durante su camino, imperturbable, alguien se pregunta: ¿Cuándo volverá a casa?.
Alguien se acerca, alguien que sonríe a tu mirada, a quien tanto anhelas para abrazar fuerte contra tu frágil pecho, esperando que no sea un sueño que se esfuma en la nada, mientras te esfuerzas con los ojos cerrados para que no se vaya, sabiendo que volverá a hacerlo.
¡Ay, mi amado pájaro emigrante!, ¿por qué te vas cuando más deseo tu definitivo regreso?. Aquí tienes un hogar, una seguridad y un amor que llora cuando más le duele su corazón maltrecho, escondiéndolo en las sombras donde no puedas verlo.
Aunque caiga la noche, personas encuentran personas, seres que no duermen nunca, porque la oscuridad es una luz que cuando aflora ilumina verdades ocultas.
Si caminas y tus pies se llenan de ampollas, tu espíritu despierta a la cruda realidad envuelto por gritos que giran a tu alrededor, que no oyes ni ves porque tu mente los bloquea en los mismos umbrales de tus oídos y tus ojos. Son clamores que viven en ti.
La locura es una lágrima perdida por el impresionante impacto de transcendencias que queman.
Aunque caiga la noche, aunque se haga de día, personas encuentran personas, seres que no duermen nunca, porque todas las verdades ocultas un día afloran y salen a la luz.
Vine desde la orilla de mi charca buscando el río, y ahora veo dónde se haya escondido.
La lluvia es como tus lágrimas, que no se dejan consolar. La lluvia es como ese sueño mío, que cae a tierra sin poderlo acariciar, sin poderlo tener entre mis manos, perdiéndose en círculos, sin dejarse hacer realidad.
Emisiones Claros ojos los tuyos, rojos labios para soñar, ¿tienes algo contigo que bien se deba añorar?. Blancos destellos de una vida, dulces miradas hacia el paisaje, contemplaciones al infinito, cuál será el sueño que guarda su mente.
Bien pronto quise ser, amigo de toda una vida, inocente presente de mi juventud que muy pronto se vio absorbida, por un silencio sordo, donde no cabe una luz, ni ningún halo del día.
Aunque caiga la noche, personas encuentran personas, seres que no duermen nunca, porque la oscuridad es una luz que cuando aflora, ilumina verdades ocultas.
Encontrar el amor es saberse enamorada, encajar el dolor y no dar la espalda.
Mi querido amor: aún no comprendo aquello que deseas, no sé lo que buscas ni lo encuentras, cuando hablas con palabras que parecen caprichosas viajando hacía mi cerebro, sonando a melodía, pero de actos en trance, engañosos de ensueños.
Alguien se va, alguien que tú amas y quieres, alguien que siembra en ti tristeza cuando se marcha, y siempre, durante su camino, imperturbable, alguien se pregunta:¿Cuándo volverá a casa.
Duende durmiente es, el Señor de los Ensueños, aquel que a tus oídos susurra, que de piel blanca como la nieve eres, quien con unos labios rojos vivarachos color de sangre sueña cada noche, viajando sobre una estela, con el rumbo fijo hacia una estrella, posada en el horizonte de aquel abismo negro del que nunca se regresa.
Aunque caiga la noche, personas encuentran personas, seres que no duermen nunca, porque la oscuridad es una luz que cuando aflora, ilumina verdades ocultas.
Puedo sentir tu grito interno, tu grieta tallada en ti, resquebrajándose con el tiempo, con miedo sin pausa ni fin.
Precioso libro de frases y citas de amor, de locura, de deseo, de encuentros, de circunstancias, de vida.
La lluvia es como tus lágrimas, que no se dejan consolar. La lluvia es como ese sueño mío que cae a tierra sin poderlo acariciar, sin poderlo tener entre mis manos, perdiéndose en círculos sin dejarse hacer realidad.
Volaba lejos, por cielos que por alguna causa forman parte de mis sueños, sin pasado ni futuro porque ignorando de dónde venimos, no sabemos a dónde iremos.
Quiero irme a la guerra,
no sé cuándo volveré,
traeré alguna herida abierta,
aún sin saber si volveré.
¿Es bueno ésta guerra?.
Yo amo con mi alma entera,
amo con mi vida entera,
por eso me voy a la guerra.
Ya sé que no hay guerra,
pero yo hablo de otra
grande y hermosa
que se lucha en la paz.
Rondando a mi alrededor
tú miras,
y me castigas
por saber la verdad.
Quien te dice que te quiere
y falta en tu lecho,
tantas de tantas veces
que te dice “te quiero”
es porque no tiene
otro pájaro que agarrar.
Solo imagino tu rostro,
mirándome lleno de lágrimas,
por el dolor por lo querido,
tras el accidente de nacer.
Puedo sentir tu grito interno,
tu grieta tallada en ti,
resquebrajándose con el tiempo,
con miedo, sin pausa ni fin.
Angustia de la vida ahora,
hueco terrible de destino,
palpando con mi mano,
la templada tierra al sol.
Quizás Dios creó
un núcleo desde donde partí,
un mundo gigante
lleno de sonidos de fuego,
y salí, y salí sin conocer
a dónde llegaría.
Volaba lejos,
por cielos que por alguna causa
forman parte de mis sueños,
sin pasado ni futuro
porque ignorando
de dónde venimos,
no sabemos a dónde iremos.
La lluvia es
como tus lágrimas,
que no se dejan consolar.
La lluvia es
como ese sueño mío,
que cae a tierra
sin poderlo acariciar,
sin poderlo tener
entre mis manos,
perdiéndose en círculos,
sin dejarse hacer realidad.
Hallado al borde
de un alto acantilado,
sin horizonte alguno al frente,
sin luz que señale y ilumine,
la así densa y opaca oscuridad.
Mis ojos lo han encontrado
muchas veces,
y ante tal encuentro,
he querido retroceder y volver atrás,
sin conseguir moverme,
sin vislumbrar el camino de regreso.
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